20110819

el principio del final





La ciudad que odiaba, ahora lo sabía, tenía otro significado, una nueva valoración de la experiencia que había dejado en mí sus huellas indelebles. Debía regresar todavía una vez más para poder abandonarla para siempre, para liberarme de ella.


L. Durrell, Clea (El cuarteto de Alejandría, IV)



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